RECICLAJE Y CÓMO APLICARLO EN COLEGIOS.




En los últimos años, hemos sido testigos de cómo se ha incrementado la cultura para el cuidado del medio ambiente, porque, el mundo se empezó a dar cuenta de que estábamos en un suicidio ecológico lento y progresivo. Así que, para contribuir a esta gran causa que nos concierne a todos, es importante que llegue a la mayoría de las personas, por no caer tal vez en el perfeccionismo, y decir que a todas. 

Una parte fundamental de la sociedad que nos une como seres humanos, son los niños, adolescentes y las futuras generaciones, son éstos quienes tendrán el timón de nuestro barco llamado Tierra, y son el blanco primordial para la educación ecológica si es que se quiere que este auto-suicidio ecológico cese en el futuro.

Profundizando, la educación ecológica se clasifica en diferentes sectores, como lo son; las charlas, las acciones, proyectos, etcétera. Pero ninguna de estas anteriores tendría sentido, si las escuelas o colegios donde se profesan estas enseñanzas ecológicas, no las adoptan antes, es decir, antes de enseñar sobre ecología, se debe practicar la misma. Lo que a muchos nos lleva a la trascendental frase de, "Hay que aplicar, antes de predicar".

Por estas razones, una de las primeras y más importantes claves para el éxito de campañas, proyectos, y educación ecológica en general, es inspirar con acciones y detalles a lo que se enseña. 

Esto último va desde los tipos de materiales que conforman las instalaciones de la institución, el manejo que ésta tiene con los desechos, las fuentes energéticas y su ahorro, etcétera.

Habiendo aclarado esto, procedo a enunciar herramientas que servirán para la práctica de la educación ambiental en los colegios.

1. Que no sean sólo clases, que se conviertan en hábitos, GENERAR CULTURA:


Esta es la diferencia entre el éxito y el fracaso de las campañas ecológicas y la educación ambiental en general, ya que, es fundamental influir hábitos y cultura desde los más pequeños, hasta los más grandes, es un trabajo que al principio será difícil, y si los educandos provienen de familias carentes de estas prácticas, el trabajo será aun más arduo. Cambiar los hábitos de las personas no es tarea sencilla, sin embargo, los colegios pueden tener cierta ventaja en este menester porque el público al que va dirigido sus enseñanzas, en su mayoría, son personas en proceso de desarrollo. Y es que infundir hábitos se basa en practicar acciones repetitivamente, hasta que ya no se note el coste de realizarla, y por lo tanto, se haga casi que mecánicamente. Trasladado a la índole educativa ambientalista, estaría excelente, generar en los estudiantes hábitos como los de recoger basura, evitar botar papeles, ahorrar agua, etcétera.


2. Generar conciencia.


Cuando se genera conciencia, se motiva al cambio, por lo tanto, es importante hacerles ver a los estudiantes qué tanto herimos al planeta con nuestras acciones. Cuando ellos entiendan y acaten estas cifras, empezarán a elegir productos amigables con la naturaleza, a reciclar por gusto, y a evitar y ahorrar el consumo de productos con materiales perjudiciales para el ecosistema.


3. Incentivar.


La mayoría del público que dispone un colegio, son personas con alto grado de creatividad, y con emociones a flor de piel, Se puede aprovechar estas características para, por ejemplo, crear concursos donde se premie e incentive el cuidado al medio ambiente, la reutilización de materiales plásticos, etcétera.


En conclusión, la tarea de cuidar el medio ambiente es ardua, y progresiva, ello no significa que sea imposible. Apoyando y realizando actividades de este tipo en los colegios, escuelas, etcétera, contribuimos enormemente a la prevención, y disminución del impacto ambiental negativo en el futuro de nuestro querido hogar, llamado Tierra,

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